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EL PUEBLO NO SE EQUIVOCA NUNCA

Las encuestas de CID/Gallup revelan que hay poca o ninguna satisfacción con el desempeño de la Asamblea Legislativa de parte del pueblo costarricense.  Se pudiera especular sobre las razones por este rechazo, pero es mejor enfocar la atención a una realidad; los 57 diputados que están allí no representan a los habitantes.  Preguntar a cualquier ciudadano “¿cuál es su diputado?” y no saben – es más es probable que no pueden mencionar el nombre de alguno de estos “padres de la patria.”

En las urnas el día de la elección no aparecen nombres y fotos de los candidatos si no logos de partidos políticos, muchos de esos que existen solo en papel.  Pero el colmo es que un diputado electo por un partido puede anunciar que ya no está con la agrupación y que es ahora “independiente.”  O puede cambiar de partido político desde el día uno.  Sinceramente es una degeneración.  Ahora cuando el Frente Amplio (que definitivamente sí es un partido) anuncia que quiere que el puesto de diputado sea de tiempo completo dedicación exclusiva como es en Cuba o Venezuela sería para separar a estos “líderes” aun más de la población.

Al final de cuentas, Gracias a Dios, la democracia costarricense tiene 5.3 millones de propietarios – su pueblo.  Es el soberano absoluto y la Constitución Política permite que voten directamente cualquier tema (excepto fiscal) si deciden hacerlo.  El referendo no amenaza las instituciones como alegó el presidente de la Asamblea el 2 de mayo; es parte de las mismas. 

Si 200 mil ciudadanos convocan a un referéndum no requiere permiso de la Asamblea Legislativa ni del presidente y mientras que por lo menos 30 por ciento participan y votan a favor de alguna medida, es contundente.   No es apelable. 

El vecino país Panamá votó en referéndum a favor de abrir esclusas nuevas para acomodar barcos más grandes; se pidió el visto bueno de los ciudadanos porque implicaba un endeudamiento muy grande para una población relativamente pequeña en números.  Acá el referéndum sobre CAFTA, donde quedó aprobado ese tratado con los Estados Unidos y los otros estados miembros del Mercado Común Centroamericano ha traído una gran bonanza al país.  Las zonas francas con sus 295 mil empleos, muchos de profesionales, han aportado hasta $10 mil al ingreso per cápita del país.  El entonces presidente, Oscar Arias, enfrentó la total oposición de “los grupos del no” y tomó la decisión muy sabia de “permitir al pueblo decidir.” 

Y ese principio de Arias es el que debe prevalecer ahora.  El pueblo no se equivoca.  Los diputados, el presidente, la Contralora, el presidente del TSE, los magistrados de la Sala IV sí pueden equivocarse.  

Actualmente el país padece de una economía muy dinámica que se atrasa por un estado inmovilista, frenada por múltiples funcionarios con poderes de veto y por diputados que todavía no entienden sus funciones.  Está bien la función de “control” pero también deberían producir leyes nuevas que mejoran la gobernanza y el estado social de la población.

¡“Sí” a un referendo!

cdenton@cidgallup.com