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¿LIBERTAD O IGUALDAD?

“Donde hay un costarricense, esté donde esté, hay libertad.”  Las palabras de Julio María Sanguinetti resuenan y dan orgullo; reflejan históricamente lo que ha sido un ciudadano de este bello país.  Pero existe un reclamo permanente de ciertas fuentes que se necesita más igualdad en la sociedad – “no es justo que algunos que tengan mucho más que otros.” 

Es allí donde aparece el dilema – para lograr más igualdad, hay que reducir la libertad de algunos.  El que más tiene es obligado por el gobierno de pagar más impuestos.  Un impuesto representa “quitar” plata de alguien que la ganó para ayudar a otros; pierde la libertad de gastar en lo que le de la gana.  

El que vive en una casa que se define como “de lujo” paga más impuestos “solidarios” para ayudar a los que no tienen hogar. El que compra un auto suntuoso paga un marchamo de costo fuerte por el derecho de usar su propiedad en las carreteras públicas. 

Es interesante notar que la oposición en su reunión de cierre en Caracas gritaba “libertad.”  Nadie gritaba “igualdad” que normalmente va mano en mano con “el pueblo unido jamás será vencido.”   Claro que en los regímenes “socialistas” siempre hay personas “arriba” que viven en residencias lujosas, manejan vehículos caros, mandan sus hijos a colegios privados que son mejores.   En esos países esas personas NO pagan impuestos solidarios.  Recetan “igualdad” al “lumpen” pero ellos viven en libertad.

Cada gobierno en el Siglo XXI tiene que decidir si su prioridad es más igualdad, que implica menos libertad, o más libertad que implica más desigualdad. El problema en Costa Rica es que muy poco del dinero recaudado en impuestos llega a los más necesitados.  Tampoco llega a producir carreteras buenas, educación de calidad, servicio de agua a domicilio satisfactorio, y ni hablar de viviendas o de la construcción de escuelas. 

Cuando en el país se oye el grito de los dos partidos políticos aliados a los burócratas estatales que “los ricos tienen que pagar más impuestos” no tiene nada que ver con ayuda a los pobres o una mejoría en los servicios brindados por el estado—probablemente es que quieren un aumento de sueldo.  

Un amigo extranjero con casa en Costa Rica ha pasado a residir en Mónaco, un país de cinco hectáreas de territorio que no cobra impuestos.  El príncipe vive del casino y de cobro de servicios.  La mayoría de los trabajadores viven en Italia o Francia y no hay pobres en el territorio.

Se entiende que en el Siglo XXI no puede haber libertad absoluta para nadie.  Pero tampoco puede haber igualdad total entre los seres humanos como predica el socialismo.   Tiene que haber un balance.  En la actualidad Europa se inclina más en dirección de la libertad.  En Estados Unidos no se sabe aún que ganará en noviembre – más libertad o más igualdad. 

En Costa Rica no es aceptable que 23 por ciento de la población vive en pobreza extrema.  El gobierno no logra una solución -- ¿Quién será entonces que pueda?

cdenton@cidgallup.com