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DEMASIADO DESARROLLO

El turista que visita al país espera “un poco” de aventura durante su estadía.  Le gusta carreteras de lastre que pasan por la selva y si hay que atravesar un rio mejor todavía.  Quiere ver cocodrilos en la naturaleza (eso sí – de un puente) y si un mapache aparece en la veranda de una cabina estará fascinado. Quiere encontrar playas poco ocupadas y si puede caminar por un sendero (relativamente fácil) y escuchar el ruido de unos monos pasando por encima en los árboles es muy bienvenido.

Eso sí, quiere un hospedaje con aire acondicionado, wifi, bastante agua caliente y un buen comedor—para el desayuno va a querer gallo pinto, pero en el almuerzo y la cena va a desear platillos más internacionales y quizás innovadores.  

Me contaba un amigo que en Santa Teresa y sus alrededores se está perdiendo la selva frente a los desarrolladores y que se está llenando de gente.  Pronto dejará de ser atractivo para los ricos y famosos que han llegado con regularidad a este punto extremo de la península. Jacó ya es una ciudad con presas y problemas de sobre población, pero es atractivo para el mismo tipo de pasajero que llega al centro de San José buscando compañía pagada – un poco de escuálido, pero para ese nicho está bien.

Si no tiene cuidado, Tamarindo terminará como Jacó.  Lo que le puede salvar es que la comunidad de residentes es muy internacional y con gustos y ofertas distintas a las que se encuentran en la capital de Garabito. 

Pero se tiene que entender que si las playas y sus alrededores se convierten en algo similar a Acapulco y las selvas desaparecen también perderá su encanto Costa Rica. Convertir la costanera en una autopista de seis carriles no sería “progresar” – todo lo contrario.  Es bueno que se limite con cuidado el número de personas que puedan subir al Chirripó diariamente.  Hay que reducir sustancialmente los que se autorizan a entrar a Manuel Antonio.

Hay reportes que a veces hay tantos barcos en la época de las ballenas en Bahía Drake que el humo de los motores provoca una mala calidad del aire.  También se reporta que ya hay días cuando hay tantos turistas en el Poás que es difícil caminar por el sendero que se dirige al área de observación.

La Costa Atlántica no tiene los mismos problemas que ostentan varios puntos en el Pacífico.  Lo que pasa es que tiene tan mala fama y con los problemas de acceso por la carretera 32 que no se desarrolla – quizás es una bendición. 

Costa Rica no es atractivo del turista en manada, el que se ve tanto en los meses de verano en España y varios puntos de Europa.  Ni tampoco para los mochileros es el país.  Los precios ahuyentan a estos tipos de visitantes de todos modos.  Pero aun con los precios por las nubes vienen porque se sienten “exploradores” de un lugar no desarrollado, donde se pueden vivir experiencias únicas y conocer gente amable y pacífica (hasta ahora)

cdenton@cidgallup.com