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COSTA RICA CORRE HACIA LA ENERGÍA ELECTRÍCA RENOVABLE
Ya hay más de 10 mil vehículos circulando en las carreteras del país y ahora Luis Amador anuncia la electrificación del tren urbano antes de terminar el período constitucional de la administración actual. En el caso del ferrocarril es probable que no sea uno con alambres que se guindan en toda la ruta (el Ferrocarril al Pacífico hace varias décadas) si no que ocuparán algún sistema de baterías. El país se acerca rápidamente a ser consecuente con su reputación como una nación especialmente dedicada a la preservación del medio ambiente.
Los argumentos en contra de los autos eléctricos en algunos casos son muy acertados. Por ejemplo, ¿qué pasaría con todas las baterías grandes cuando ya no funcionan? Obviamente no pueden botarse en un relleno sanitario. Otros son más emocionales; un costarricense habló de los niños menores de edad que laboran en las minas de litio de la República del Congo. Este argumento es de cuidado como hay 160 millones de niños en fuerzas laborales en todo el mundo, pero no es contundente contra autos eléctricos.
Uno de los problemas con los vehículos eléctricos es que no siempre hay estaciones donde es posible recargar las baterías. Esto se remediará tan pronto que ciertos emprendedores abren restaurantes y otros establecimientos que también ofrecen carga eléctrica. No es tan rápida la recarga y mientras tanto los viajeros tendrán que entretenerse comiendo, tomando refrescos y descansando.
Mientras que los trenes se electrifican, y posiblemente amplíen su frecuencia de servicio, los autobuses como siempre no están moviendo en la dirección de energía renovable. Se oyen los mismos gritos de angustia de los autobuseros que se les escucha cuando se intenta modificar rutas, retirar unidades que han dado servicio por más de 15 años o insistir que ofrezcan servicio para los minusválidos. Que no tienen plata, que pierden cada vez que una unidad sale a dar el servicio, que son una empresa pequeña familiar sin recursos son algunos de los argumentos.
Cuando se dan cuenta que un bus eléctrico no requiere combustible y muy poco mantenimiento van a dar argumentos de porque no se les puede bajar lo que cobran por los pases.
El plan original fue el de prohibir la importación de autos nuevos y usados que operan con combustible en una fecha razonable en el futuro – se rumora el 2030. Para esa fecha un porcentaje mayoritario ya será eléctrico y la sociedad comenzará a ejercer presión a los que insisten en manejar quemando petróleo.
Mientras que el apoyo a vehículos, trenes y autobuses eléctricos crecerá con el tiempo otra situación será la de los aviones. Seguramente habrá aparatos que operen usando electricidad como fuente de energía, pero será difícil para muchos aceptar volar en alguno. Es como los aviones del futuro que operan sin piloto. Muchos viajeros van a insistir que hay un ser humano y no un robot en la cabina de mando.
Es inevitable el cambio y la adoptación de energía renovable en el transporte es sumamente positivo.
cdenton@cidgallup.com