Creo que todos estamos de acuerdo que Costa Rica es un país espectacularmente atractivo. Las montañas, las selvas tropicales, las playas, los pueblos combinan para presentar a habitante y visitante por igual a algo poco visto en todo el mundo.  Por eso choca tanto la ciudad capital – fea, sucia, contaminada, congestionada de autobuses – no es un lugar para residir y tampoco para ir de compras o hacer negocios. 

Peor todavía, cuando ha intervenido el gobierno municipal para mejorar la vida en la ciudad han creado más fealdad.  La Plaza Gonzalez Víquez, un espacio de 31.250 metros cuadrados en plena capital, originalmente era un espacio verde (no tenía arboles) donde podían llegar las familias a pasear, los futbolistas a jugar y cualquiera a respirar, caminar y reflexionar sobre la vida.  Ahora es una jungla de concreto –canchas para distintos deportes y una piscina rodeada por cerca y donde no se ve absolutamente nada verde y agradable.   Es posible que cierto tipo de “comercio ilícito” se lleva a cabo en sus nichos y aceras. 

El gobierno de Rodrigo Cháves ha propuesto una “Ciudad Gobierno” frente a la Plaza Víquez con el propósito de ahorrar dinero para el gobierno y como biproducto dar una fuerte inyección de mejoría a San José como capital.  Se ahorraría millones de colones anuales en alquileres, pero también se colocaría a miles de trabajadores de clase media dentro de la ciudad en horas laborales de forma permanente.  Estos trabajadores irían a restaurantes, patrocinarían a farmacias, tiendas de ropa, de zapatos, y quizás visitarían a un odontólogo cerca de donde laboran.

Ya el plan está, el financiamiento asegurado, pero ahora otro componente de los “grupos del no” intervino.  La Contraloría no pidió que subsanara el proyecto del gobierno – lo rechazo completamente, no por el plan en sí, si no por el mecanismo de pago que se proponía para esta obra.  Este rechazo significa meses de atraso y el posible freno total a la realización del proyecto.

Lo que está pasando con la Ciudad Gobierno no es atípico.  Se ha perdido años en la realización de la Circunvalación Norte porque había que trasladar un parque público a un lugar aledaño para completarla.  La sección de la Interamericana Norte entre Barranco y Limonal está parada por problemas de corrupción, expropiaciones, y legalismos.  No se puede arreglar el desastre de Las Crucitas también por enredos legales.  Laura Chinchilla creía que solo era decretar la minería como prohibida y, abracadabra, desaparecería.  Hoy sigue la minería, pero de manera desastrosa para Costa Rica.

La Contraloría debería recapacitar con respecto al proyecto Ciudad Gobierno.  En vez de vetarlo, trabajar con la administración actual para ver qué es lo que sería aceptable. 

Visualicemos a una sección de San José frente a la Plaza Víquez moderna, espaciosa, ordenada.  Quizás el gobierno cantonal pudiera sacar todo el cemento de ese parque, dejando piscina, y abriendo un espacio donde pudieran descansar los funcionarios en su hora de almuerzo y que pudiera servir como pulmón para los residentes.

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