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COMBATIENDO EL CAMBIO CLIMÁTICO

Cuando anuncié en una red social que había adquirido un auto eléctrico para mi uso diario lo que me llamó la atención es la cantidad de críticas que recibí.  Entre las más fuertes ha sido que la batería del auto es compuesta de litio y ese mineral es extraído en el Congo donde usan niños mineros.  Otro es que esa misma batería al ser agotada en ocho años no puede terminar en un relleno porque perdura por siglos y contamina.  Otra crítica prevalente fue que “usted es un ricachón y puede darse esos lujos. La mayoría no puede.”

Todas las objeciones, no obstante, puedo anunciar que ya no estoy echando carbono al medio ambiente cada vez que me transporto y que el auto es muy bonito, silencioso, y rápido.  También puedo decir que no tomo muchas gaseosas pero lo que consumo lo hago de envases de vidrio retornables.  Cada año siembro un árbol en algún lado.  Estoy haciendo mi parte y si alguien tiene sugerencia de otras cosas que puedo implementar estaría feliz en recibirla.

Estoy claro que lo que hago no es suficiente pero que es la colectividad (lo que llamamos gobierno) que realmente tiene que implementar medidas.  Muchos envases en que se empacan medicinas son de plástico. Curan la salud de la persona, pero envenenan el medio ambiente.  A los embotelladores les encanta envases de plástico porque primero venden esas mismas botellas al consumidor (es una venta adicional a la del líquido), no tienen que recuperarlas y lavarlas y es más ingresos y menos gastos para el negocio.  Ellos y otros hacen mucho ruido en el sentido que están “reciclando” pero los que observan saben que un buen porcentaje es usado una sola vez y luego dejado al fondo del mar, en las selvas, en las playas, y en rellenos sanitarios donde estarán enteritos por lo menos por un siglo.

El transporte público es clave si se quiere reducir la cantidad de vehículos particulares.  Hay cualquier cantidad de personas que dejarían su auto en casa si hubiera un sistema de transporte con unidades limpias, amplias, seguras, y cómodas y con un servicio frecuente punto a punto.  Los buses o trenes pueden ser movilizados por electricidad (pensar en los tranvías) o por gas natural.  Las rutas tienen que ser unas que van donde quiere ir la mayoría de los usuarios, no importa el argumento de Marshall McLuhan en su famoso libro “El Medio es el Mensaje.”  Este filósofo canadiense decía que la gente inevitablemente se adaptaría a vivir donde van las rutas y no al revés.

Ahora que está faltando agua a merced del cambio climático, sería importante determinar cuanta cantidad de este líquido vital se pierde en goteras y conexiones de la tubería suministrada por el gobierno.  Las últimas estimaciones son de entre 40 y 60 por ciento.  Quizás arreglar la tubería es obra más importante como gasto que la compra de una flotilla de vehículos de uso para los empleados públicos.  ¡Que usen el transporte público los ministros!

cdenton@cidgallup.com