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¿QUIEN TIENE LA CULPA?

“Disculpe mi tardanza- es que hubo una presa en la pista como jamás he visto.”  Esa es una de las excusas más escuchadas en estos días.  En vez de decir “no calculé bien el tiempo” culpa al tráfico la persona que atrasa a otra que no tuvo problemas para llegar.  

Los peores en este sentido son los médicos en consulta privada que usan excusas como “es que estuve operando y se complicó el proceso.” Dan la impresión de que la vida de otra persona estaba en peligro y tuvieron que dar prioridad a ese reto antes de atenderle a uno. Pocos clientes se quejan frente a ese argumento.  Cuando me he quejado no les importa, aunque uno me dijo “usted aquí es un paciente, no un cliente.  Tiene obligación de practicar paciencia.” Ni hablar de la CAJA, donde se queman millones de horas de vida de los CLIENTES (no es un servicio regalado) y actúan como que les están haciendo un favor a atenderle.

Pero no es solo en el abuso del tiempo de otros de que se percibe en las personas no aceptando su responsabilidad por su vida.  Ser incumplido en sus funciones es común y las excusas abundan –“deberían contratar más gente”, “la computadora que me asignaron es muy lenta”, “no me explicaron bien lo que querían”. Cualquier cosa excepto aceptar responsabilidad. No llegar a un evento, aunque haber confirmado su asistencia—“mi mamá me llamó que estaba en crisis,” “me sentí con un dolor de cabeza tan fuerte que no tuve la capacidad de llamarte.”

Hay muchas personas que prefieren un sistema autoritario porque así no son responsables por sus acciones. Normalmente ese tipo de sociedad le brinda alimentación y techo (en Cuba ya ni eso—las escenas de ese país son dantescas) en cambio por obediencia.  En los juicios de Nuremberg después de la segunda guerra se oía la defensa “solo obedecí órdenes.” 

Hay personas en sociedades democráticas como la costarricense nacidas, criadas y ahora haciendo sus vidas que no pueden aceptar la culpa por sus acciones.  Culpan a otro, pero una de las favoritas es responsabilizar al gobierno.  “Robaron mi auto y la policía no lo encuentran.”  ¿Por qué no compró la persona el servicio de “chip” que insertan en el vehículo y que permite rastrearlo?”

En el área de seguridad ciudadana es diferente.  Como dice el filósofo Jean Jacques Rousseau—“la persona vive en sociedad para obtener seguridad.” Ahora surge en Centroamérica la pregunta “¿Cuánta libertad estoy dispuesto a sacrificar para obtener seguridad?” 

En una sociedad libre una persona puede fumar todos los cigarrillos que desea durante su vida, pero sí después descubren en la persona cáncer del pulmón ¿de quien es la culpa? Si una persona no se educa y luego enfrente problemas para encontrar un buen empleo --¿de quien es la culpa?  Una botella en el sector público no es un “buen empleo.”

Se dice que en las cárceles todos los reos se declaran inocentes o que hubo circunstancias extenuantes por lo que hicieron.

cdenton@cidgallup.com