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GUANACASTE; ¿TURISMO DE BURBUJA?

Cuando un turista nacional o extranjero se dispone a comer un ceviche frente al mar en Guanacaste probablemente cree que está preparado con pescado fresco quizás levantado de las aguas que están a su mirada. Si tomó un jugo de naranja en la mañana cree que fue exprimido de fruta de un palo no muy lejos de donde está sentado.  Si come tortillas que el maíz vino de una milpa por allí igual que los frijoles. 

El turista también pudiera pensar que el personal que lo atiende es de la región y de que, si se daña el aire acondicionado, la cocina u otro aparato que el que lo repara también “vive por allí.”  

Hay algo de cierto en esa visión de la situación, pero la verdad es que los hoteles grandes dependen de CENADA para sus insumos alimenticios, y el personal calificado local en muchas ocasiones es escaso.  Muchos de los turistas que visitan a los hoteles de la provincia pasan en una burbuja, ajena de lo que es la cultura y el pueblo guanacasteco.  Se les vende artesanía, pero sobre todo adquieren sol, playa, vista de mar y para algunos “aventuras” de diferentes tipos.

Algunos de los que manejan suministros de hoteles argumentan que se abastecen desde afuera porque no hay consistencia en las entregas locales.  Y, además, el flujo de turistas no es el mismo en todo el año y entonces necesitan proveedores que puedan entregar naranjas fuera de la temporada, igual maíz y frijoles. 

Mientras que se exhibe esta situación, a los extranjeros les encanta Guanacaste, especialmente los lugares cerca al mar.  Muchos quieren llegar con regularidad a esa provincia, mientras que otros quieren construir y vivir allí.  Los nativos de la provincia en algunos casos se sienten desplazados no solo por el turismo “de burbuja” si no también porque se sienten ellos mismos como extranjeros en algunas de las playas del lugar. 

Quieren prohibir que los extranjeros adquieran propiedades pegadas al mar, obligarles a hablar español, y que se comporten como costarricenses.   De sus quejas solo hay una que es muy válida—ellos tienen que tener acceso a las playas que son del público.  Tiene que haber pasos por todo lado, frecuentes y visibles, donde el público puede llegar a disfrutar de lo que es propiedad de todos de nosotros.

Por lo demás, les cogió tarde y aunque fuera constitucional lo que quieren (no lo es) no es posible expropiar todos los extranjeros de sus propiedades.  La “gentrificación” que les preocupa cae por su propia letra.  Esos surfistas no son “gente” en el sentido de la palabra. Están dispuestos a dormir sobre un colchón en la playa para llegar a agarrar la primera ola buena con el primer rayo de sol.

El problema es que Guanacaste es demasiado fabuloso y el mundo lo ha descubierto. Quieren llegar de todos lados y disfrutar de lo que ofrece.  El Rey Cnut quiso impedir la marea y no pudo. Tampoco podrán impedir la llegada de los extranjeros a Guanacaste.

cdenton@cidgallup.com